El niño sabe distinguir su realidad del juego a pesar de dar vida a todo aquello que logra imaginar, ya no solo a objetos tangibles e inanimados sino dar vida a posibles personajes inexistentes.
El saber distinguir juego de realidad es lo que diferencia el “jugar” del “fantasear”.El mundo de los niños es mágico, donde ponen en juego la imaginación y la creatividad, lo cual les permite disfrutar de un mundo de fantasía lleno de emociones siendo los protagonistas de sus historias.
Piaget estaba convencido de que el niño estructura su capacidad y sus conocimientos a partir de su entorno y de sí mismo, estructurando sus experiencias e impresiones, y organizando sus instrumentos de expresión. Cuando por ejemplo un niño escucha un cuento fantástico o un cuento de hadas, que trata sobre algo nuevo, éste puede aprender y asimilar, con la ayuda de sus conceptos y experiencias anteriores, una comprensión más profunda y desarrollar un nuevo concepto, el niño acomoda sus conocimientos nuevos a sus conocimientos previos.
Gervilla afirma que la creatividad es “la capacidad para engendrar algo nuevo, ya sea un producto, una técnica, un modo de enfocar la realidad... la creatividad impulsa a salirse de los cauces trillados, a romper convenciones, ideas estereotipadas, los modos generalizados de pensar y actuar”.
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